En conclusión: necesitamos los símbolos porque así se contribuye a la concienciación de la sociedad, y ese es el primer paso para llegar a la completa inclusión. Aunque haya gente más o menos a favor de unos u otros, el caso es que todo, al igual que nuestra percepción de las personas neurodivergentes, debe evolucionar. En cualquier caso, los símbolos sólo son símbolos, y lo que es necesario es una concienciación social sobre el autismo, una mayor formación de los profesionales y, especialmente, políticas públicas dirigidas a la inclusión de personas del espectro.